TRAYECTORIA |
Fué considerado antes y después de la Segunda Guerra Mundial, uno de los mejores escaladores de su tiempo, desde la perspectiva de hoy, uno de los pioneros de la escalada libre.
Rebitsch estudió química y se ocupó de la filosofía, fue allí con entusiasmo en las montañas y se levantó rápidamente en las filas de los mejores escaladores. Su capacidad de subir con elegancia los entonces máximos niveles de dificultad, y su renuncia a la escalada de técnica, lo dejaron como representante clásico del sexto grado y un ejemplo de movimientos libres de escalada. Rebitsch sin embargo, no sólo fue uno de los mejores de roca, sino también por su gran "alpinista".
En 1937 Rebitsch junto a Ludwig Vörg, intentan la famosa cara norte del Eiger: A pesar de que no consiguieron el primer ascenso que esperaban, fueron los primeros en regresar con vida de la pared. Ambos escaladores, habían soportado más de 100 horas.
En 1938, desistió de un nuevo intento, pero tomó la participó en una expedición al Nanga Parbat, en el curso de la cual llegó a la famosa silla de plata de este ochomil, hasta ese momento inescalada.
Rebitsch logró el segundo ascenso de la ruta Schmid-Krebs de la ruta norte del Laliderer.
Posguerra:
Durante la guerra fué instructor en la Escuela de Alta Montaña del Ejército en Fulpmes; tras lo cual se dedicó - además de un estudio de la prehistoria y la historia antigua - de nuevo realiza escaladas extremas y alcanzando una vez más, los niveles más altos de dificultad. A menudo, él estaba en las paredes de la Wilder Kaiser, pero también era conocido como un primer ascensionista de al menos 30 rutas remotas, frágiles y peligrosas. Entre ellas 6 en la puna de Atacama... se destaca además, el hallar evidencia de la cultura incaica en el cerro "Galán" (estatuillas).
Escalada libre como un ideal:
En contraste con la tendencia general de escalada técnica, que comenzó en la década de 1950 y en las rutas extremas del VI Grado, permanecieron Rebitsch y sus ideales practicados hasta el final de su carrera cómo alpinista extremo, luego de un accidente, en el que sufrió varias fracturas, e incluso el daño de su columna (1951). A esa altura, se colocaba a Rebitsch a un grado comparable al VII, un grado que fue presentado oficialmente recién en 1977. Luego de este accidente, y aún con muletas, viaja al sur de Perú en 1952.
Como líder de una expedición andina austro-sueca en 1955/56, descubrió un lugar de culto inca en el Cerro Gallan de 6.000 metros de altura, en Catamarca. En 1957 publicó su libro "Los Dioses de Plata del Cerro Galán", sobre su primera investigación en los Andes.
En 1961, junto a Luis Vigl, Benjamín Dixon, Frank Memelsdorff, Ricardo Mendieta, Gerardo Watzl y Jacqueline Watzl, realizan la 2da. campaña arqueológica al Llullaillaco.
En 1972, Rebitsch fue nombrado profesor honorario de la arqueología. |